Encuarentenados I
16 de octubre de 2020
por Gustavo Grosso
El 2020 quedará guardado en las memorias como el tiempo del tapabocas, del miedo, del olor a lavandina, de las curvas que se aplanan o no. El año del barbijo, de la palabra sanitizar, del distanciamiento, del trabajo desde casa. Recordaremos el respirador, el encierro interminable, la curva de contagio. Y el insomnio, los rebrotes, las vacunas, el alcohol en todas sus formas, los grupos de riesgo. Un tiempo en que la palabra positivo es la palabra más negativa.
Desde Quinto Elemento, le preguntamos ¿Qué te dio y que te quitó la cuarentena? y ¿Cómo imaginás el día después del encierro? a músicos, artistas, agentes de prensa. Y lo que sigue son las respuestas.
La ilustración pertenece a la escritora y periodista María Maratea.
La cuarentena nos dio la posibilidad de conectar mucho más con lo cotidiano y a su vez creo que nos agarró en un buen lugar, con un estudio de grabación y eso fue clave para estar con nuevas creaciones y con cosas que veníamos trabajando desde antes: tuvimos mucho más tiempo para eso. Nos ayudó a utilizar esta herramienta que son las redes sociales, que si bien ya las teníamos, en la cuarentena se potenció y nos permitió crear un montón de puentes con personas que están fisicamente lejos. Se generaron cosas muy positivas, y eso forma parte de todo lo que nos dio a nivel musical. Lo que nos quitó, principalmente, es la posibilidad de tocar todos juntos, que la banda pueda compartir ensayos, tocar en vivo, ya que la energía del vivo es irremplazable. Teníamos programado un viaje a Cuba, que formaba parte de un proyecto con cosas muy lindas, que no pudo ser ahora, pero estamois seguros lo vamos a poder concretar. (Lara)
Creo que no está muy claro como va a ser el día después de la pandemia, depende del escenario con el que nos encontremos, como vamos a superar esta etapa. Pero va a ser muy lindo saber que ha sido una etapa superada y que la humanidad y el planeta le ganó al virus y la posibilidad de volver a encontrarnos con todos los serees queridos y la gente, y poder abrazarse y asistir a recitales masivos. Va a ser muy lindo y se a a vivir un clima de festejo. Esperemos que ese día llegue pronto. (Juan)
Lara y Juan, músicos
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Yo estoy en Corrientes, una provincia que ya está en la fase cinco y hace muchos días que vivimos una cuarentena muy flexible. Podemos hacer muchas actividades, hacer deportes, reuniones familiares. Iguamente, al ser músico, me quitó la posibilidad de tocar en vivo. Mi idea era poder presentar el disco en Buenos Aires, por suerte ya lo tenía grabado y lo pude editar desde mi provincia. La primera etapa de la curentena -que en Corrientes fue muy estricta- la dediqué a terminar la parte artística del disco. Pero este tiempo me quitó la conexión con el público y me dio las ganas de salir a tocar que siempore tuve, pero que se potenciaron por no poder hacerlo. También me dio esa certeza de que puedo trabajar solo, desde mi casa. Trabajé un nuevo tema, y descubrí que está bueno también trabajar a distancia. Lo hice con otros músicos y fueuna gran experiencia. Imagino que el día después del encierro iré a Buenos Aiores a tocar y creo que la gente va a tener muchas ganas de ver recitales en vivo, porque es algo que se nos quitó durante todo este largo tiempo. Espero tener al publico delante de mí y poder disfrutar de las canciones y el nuevo disco.
Francisco Gortari, músico
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Me dio grabaciones impensadas a la distancia con amigos musicos y me quito el encuentro con seres queridos. Esperemos que se vaya normalizando paulatinamente la situación y que las cosas que antes eran normales ahora nos resulten extrañas. Es como cuando se fumaba en un avión, una cosa impensada de hacer, que antes se hacía.
Baltasar Comotto, músico
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Me dio tiempo, dudas, tristeza, temor, rabia y muchas sensaciones encontradas. En los momentos que logré desdoblarme y despegarme aunque sea por un momento de la realidad tremenda que estamos viviendo, hice música, dibuje, pinté y escribí. Obviamente toda esa obra está absolutamente atravesada por nuestro presente, creo que eso es ineludible y que así tiene que ser; al menos yo no puedo enfocarme en cuestiones superficiales mientras el mundo entero se cae a pedazos. Si tengo que hablar en detalle de lo que siento que me quitó todo esto, creo que sería un texto muy extenso y tedioso… resumiendo, me quitó lo mismo que a casi todo el mundo (aunque lamentablemente hay gente a la que le quitó más cosas que a mi) me quitó libertad, libertad en múltiples planos. Así y todo, trato de ser positivo y esperar que podamos recuperar esa libertad y que podamos recuperarnos como humanidad, creo que esto que está pasando nos muestra que somos mucho más frágiles de lo que creemos.
Lo imagino bien, con mi familia, con la gente que quiero y extraño. Aunque sinceramente lo que más me preocupa no es el día después, sino lo que pueda suceder con el devenir del tiempo. Creo que a largo plazo se va a definir realmente cuál fue el impacto en el planeta y la humanidad. Espero que todo esto que hoy nos toca vivir, nos enaltezca y nos deje con algo aprendido.
Germán Parise, músico de Ciudad Paranoia
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Íbamos a realizar un festival in dependiente para presentar el disco y el video. Una semana antes de la fecha se declaró la.ñ cuarentena. Igualmente tratamos de no decaer y terminamos sacando nuestro segundo corte de difusión "Mery" y actualmente estamos maqueteando canciones para lo que va a ser nuestro próximo trabajo. El día después del encierro lo vemos con material nuevo y recargados para salir a tocar, que la ansiedad se haga musica
Filipo, músico de Blanco Ruso
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Particularmente algo que me dio la cuarentena fue paciencia. El estar muy pendiente de la rutina se venia haciendo estresante, esto nos sirvió bajar unos decibeles. en ese sentido no nos vino mal. Con la banda aprendimos a resolver cosas por separado y, sobre todo nos fuimos descubriendo. Nosotros este año incorporamos a Valen, mi hermano, como bajista. La cuarentena nos permitió ensayar muy seguido en casa y compartir mucha música. Valen es la cara joven y trajo muchas cosas del trap, género que nos esta enganchando en muchos sentidos. Con Tiago (El batero) aprovechamos la cuarentena para componer y ajustar ciertos tornillos, cosas que en su momento no pudimos hacer. Por otro lado lo que nos quito el encierro fue la libertad. Como banda perdimos una cantidad enorme de shows que teníamos cerrados. Habíamos empezado 2020 muy motivados con el Pre-Cosquín y teníammos planificado todo un año de shows que lamentablemente debieron cancelarse. Personalmente yo perdí principalmente lo humano con la gente, desde no poder compartir el mate, hasta no tomar una birra con mis amigos; muy raro todo. Eso si el alcohol no faltó. En gel, obvio jaja.
Creo que lo primero en la lista es salir a la calle sin barbijo jaja... un típico encuentro familiar de domingo, volver a tocar en Verónica, nuestra última fecha allí fue increíble, aunque sabemos que lo ultimo que se va a liberar son los shows masivos. Nos encantaría intentar reprogramar las fechas que teníamos cerradas en Rosario, Córdoba y Mar Del Plata, lugares a los que teníamos muchas ganas de visitar para poder mostrar nuestra música. En fin.. .muchísimas cosas mas. En definitiva después del encierro me gustaría volver a tener todo lo que tenía y no valoraba tanto.
Gonzalo Ortale, músico de Mix Imperativo
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La pandemia vino a patear el tablero. El primer mes (o los dos primeros meses) todos/as estábamos incómodos, no entendíamos nada, queríamos reinvindicar ese vínculo que creíamos perdido por no vernos. Nos juntábamos 24/7 por videollamada con familia y amigos/as. Cocinábamos todo el día. Reíamos y nos enojábamos por las peleas de Twitter. Nos volvimos un volcán de emociones que disparaba lava de enojos y frustraciones, pero todo se fue calmando de a poco. Entendimos que lo que teníamos que aprender era a convivir en soledad y en solidaridad ¿A que me refiero? En soledad ya que no podíamos juntarnos con esas personas que tanto queremos pero, a su vez, nos obligó a ser más solidarios ya que si nos juntábamos podíamos hacerle mal a esa u otra persona. Aprendimos que la soledad es un buen lugar para encontrarse a uno mismo y dejar de mentirnos con la superficialidad del día a día en el que vivíamos (no hay peor cosa que mentirse a uno mismo). La pandemia (no me gusta llamarla cuarentena) nos enseñó (o eso creo) que somos seres que necesitamos del otro en las pequeñas cosas. Esa felicidad que no se nota. Ese mate que te ceba tu vieja, ese abrazo con tu papá o tu abuelo/a. Esa birra de lata que compartías en un cumpleaños con el primo de alguien. Espero que cuando esta pandemia se vaya, salgamos y mostremos que podemos convivir en paz y en solidaridad. Que entendamos que yo como sujeto no soy nada sin el otro/a.
El día después de mañana será cuando todos/as entendamos que con menos y más simple se vive mejor (obviamente que estén las necesidades básicas cubiertas). Yo me di cuenta que la felicidad es eso que no se nota ¿y vos?
Guillermo Vecchio, de Acapella
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Cuando comenzó todo esto allá por Marzo, más allá de la incertidumbre a lo desconocido, que aun sigo sintiendo, pensé que esta pandemia vino para cambiarnos y mi deseo es que sea para bien. Desde el inicio a hoy pase por muchos estados, pero sigo creyendo que no somos ni seremos los mismos, tengo la esperanza de que pese al dolor, las perdidas, el miedo, podamos cambiar para bien. Comprender que somos incluso mas minúsculos que un virus entre tanta inmensidad, pero tenemos el poder de cambiar si nos proponemos, para valorar lo realmente necesario, que lejos esta de lo material. Personalmente si tengo que decir, que me dio?; mas que darme ,me acomodo el orden de prioridades . Lo que antes repetía como “agotadora rutina”, pasó a ser parte de lo que extraño, salir a la calle, tomarme un colectivo, armar el bolso y viajar a trabajar , saludar con un beso, etc.
Este encierro me dio tiempo para mirarme internamente y reencontrarme conmigo y con cosas que me gustan. Pensar en grabar un disco sin especular los meses para llegar a presentarlo antes del verano o de lo festivales y ahí te das cuentas que en muchos aspectos funcionamos en base al resto, olvidando nuestra propiedad que en definitiva somos nosotros, para poder luego funcionar para el resto. En ese sentido me ayudo a acomodarme.
Y lo que mas sufro pensando si me “quitó algo”, ver a mi familia, que si bien estamos a 30 min, no se si por buena o mala decisión, no los visito pensando en cuidarlos y cuidarme, lo mismo mis amigos, extraño los viajes y el trabajo musical. Y en esto último y como trabajadora de la música, se siente mucho y es angustiante no saber cuando volveremos a trabajar de la manera mas hermosa que era estar en contacto con la gente, todo lo que se vive al viajar a un lugar a tocar, el viaje en la ruta con los amigos músicos, llegar y conocer la gente de ese lugar, disfrutar el escenario con los amigos, bajar y darte un abrazo. Pero pese a todos y mas allá de la parte económica que es esencial y necesaria, creo que tenemos que replantearnos cuantas cosas tenemos alrededor que nos parecen parte de la normalidad y hoy son tan necesaria , pienso cuantas cosas eran “parte de nuestro paisaje cotidiano” y quizá no las veíamos…
“Para el que anda sin ver la tierra es tierra nomás”... algo así.
Y por ultimo en mi optimismo de imaginar el día después del encierro, creyendo en el hombre (humano) como ser mas empático y valorando las cosas simples, me encuentro con que aun encerrado es capaz de destruir 30 mil hectáreas de bosque nativo en córdoba, los humedales del Paraná y vuelvo a mi pensamiento egoísta quizá, pero que sostengo , que el mundo debería ser de los animales, creo que nos falta mucho por aprender y creo también que todo tiene un ciclo que cuando colapsa debe “explotar para volver a empezar sano “en eso estamos, creo, aunque parece que una pandemia no nos basta .
Pero quiero cerrar con un pensamiento positivo, imagino “el día después”, viajando , compartiendo un mate, abrazando, cantándoles a quienes siempre están ahí , esperando que el arte nos sane un poco.
Lucrecia Rodrigo, cantora
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Me ha dado algunas cuantas cosas, siento que soy uno de esos pocos privilegiados que han podido continuar con sus actividades, y hasta pudiendo encontrar cosas extras, tanto desde lo personal así como desde lo profesional. No creo que exista ese dia despues asi abruptamente, creo que la vuelta a lo que podríamos llamar nueva normalidad, será tan lento que volveremos a depositarnos en ese estadio casi sin darnos cuenta.
Ignacio Montoya Carlotto, músico
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Hola, mi trabajo es la comunicación. Cuando hablo de lo que hago y lo quiero graficar digo que es como una gran autopista donde los autos van y vienen. Imaginense que un auto venga a mil por la ruta comunicando discos, haciendo cine, escribiendo libros y de pronto una gran muralla te frena? La muralla del virus. Al principio, y aún es hoy estresante y traumatico el stop, pero aún así para algunas personas a veces las trabas y dolores son el combustible para seguir en movimiento. Lo que más escuchaba al principio es la palabra "abrazo". Se extrañaban los abrazos. En mi caso, habiendo nacido en la patagonia, habiendome criado en Córdoba, Santa Fe y Santiago, lo que má extrañaba era la nada en mis ojos,. O sea que de pasar de viajes, ya que desde que vivo en Bs As hace 20 años me la paso más viajando, a estar horas y horas frente a la compu; fue agotador. Me tuve que reinventar, y sobre todo hacer trabajar mi imaginación y pensar que estaba en el mar, en el campo y que no era el pleno asfalto mi contexto armonico para estos días, Así en esta cuarentena hice como 50 notas por instagram y fbk, casi 10 videos colectivos con casi 100 artistas de todo el país, terminé mi tercer guión para una tercer pelí documental que será sobre Cacho Ritro (de Los Andariegos). Avancé con el Nombrador (de Daniel Toro)
y estoy en la mitad de un libro de folklore. En fin... Vivo como si fuese a morir mañana y como la memoria (algo tan personal) se acrecentó preferí compartirla en todo lo que aprendí hasta el 15 de marzo. A otros se les dió por estudiar. A mi se me dio por compartir todo lo que fui cultivando en todos estos años de prensa, de viajes, y el vivir y viajar por tantos lugares de latinoamerica,
Qué voy a hacer cuando esto pase? Irme a Campo del Cisne, Santiago del Estero, pleno monte -. campo del sur de la provincia. Me voy a sentar con mi tia Guille a tomar unos mates con poleo, una tortilla al rescoldo y estar sin celular una semana, Con eso me volvería el alma al cuerpo. Eso si, antes habiendo presentado Las pelis, los libros. Cosa de solo esperar a que salga todo lo que hice en el 2020, para sentor que no fue en vano el encierro.
Silvia Majul, agente de prensa
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Me dio otros tiempos para las cosas, el estar en casa y conectar más con cocinar o las plantas. Me dio el poder estar mucho con mis hijes. Y me dio, ver qué es un hecho que el mundo no podía seguir con "la normalidad", porque esa "normalidad" nos llevó a esta situación. Me quitó ver y abrazar a mis amigues y familia . Y la posibilidad de ensayar y tocar con mi grupo. El día después me imagino haciendo música con un “post” donde brindemos , bailemos y nos abracemos-
Fernanda Lavía, mentora, música creadora y cantante en Fernanda Lavía & Los hijos del Igor, su nuevo disco es Desapenando
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La cuarentena, me trajo un montón de cosas, algunas más lindas que otras. El encierro trajo canciones, ideas para futuros shows, poemas, nuevas maneras de pensar y una visión del mundo, parecida a la que tenía pero con nuevos matices. Estos últimos 200 días tienen la intensidad y el peso de una década más o menos. El mundo cambió para siempre, la esperanza de que nuestra especie despierte, de que el sistema productivo y mercantil deje de destruir al planeta, y de que el amor iba a unirnos después de tan terrible catástrofe; de a poco, fue desapareciendo y empecé a ver actitudes extremistas y llenas de odio por todas partes, y me dio miedo... Desde ese lugar, aterrado pero con el corazón intacto y dispuesto a salir de esta amando y haciendo música, estoy pensando la salida al mundo y la apertura de nuestros lugares de trabajo. Siento que murió un poco de mi parte que ama la utopía pero creció la que asume compromisos.
Creo que el escenario de aquí en más va a ser incierto, y con una nueva dinámica de oleajes en donde vamos a tener que producir y comunicar en periodos cortos de tiempo las propuestas de shows en vivo, y asumir que tendremos otras temporadas en las que se impondrá obligatoriamente el contacto por streaming, espero que podamos encontrarle la vuelta para poder dar espectáculos de calidad y conectar con el público, más allá de no contar con grandes presupuestos por ser artistas independientes emergentes.
Martín García, músico, compositor, cantante y guitarrista tucumano, su nuevo disco se llama Mutar
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La cuarentena me dio la oportunidad de visualizar el aprendizaje de mis hijos en relación a lo escolar. Sobre todo, el de de mi hijo mayor, Alan de 15 años quien tiene Autismo y cursa 3er año de la escuela secundaria Wolfsohn con profesionales de apoyo. En la "escuela en casa" pudimos vivenciar la adaptabilidad y compromiso de todas las partes involucradas en la inclusión escolar: familia, escuela, docentes, profesionales de apoyo a la integración escolar, compañeros, y por supuesto, el esfuerzo de mi hijo. Esto permitió que desarrollemos un plan a medida, que estoy segura será el trampolín para el resto de los planes a medida que debamos realizar. Hoy las escuelas adaptaron contenidos, cargas horarias, metodologías, utilizan apoyos adicionales y están siendo más contenedoras y empáticas. Estos valores ya estaba siendo visibles en la educación inclusiva. Considero que es un oportunidad para todos, tomarlos y afianzarlos para la escuela del futuro. La inclusión es el valor base para lograr la conexión de todos los alumnos.
A su vez, me dio la posibilidad de readaptarme profesionalmente adoptando nuevos recursos para llegar a quienes me propuse en los últimos tiempos; ahora ebooks, webinars, cursos online se convirtieron en mi base fundamental de trabajo. Con alcance mundial.
En contraposición, la cuarentena me quitó tiempos propios para ponerlos al servicio de mi familia y el hogar. Me quitó espacio de almacenamiento de información en mi cabeza -que deseaba para mi vida personal y profesional-, para ponerlo a disposición de los requerimientos de todos los miembros de mi familia. Me quitó tranquilidad: real y emocional. Porque me puso más alerta de los tiempos de cada uno y porque me llenó de incertidumbre en relación a la salud y al porvenir.
Imagino una vuelta paulatina, con capitalización de lo aprendido: aceptación, manejo de la incertidumbre, equilibrio entre la familia y el trabajo, xploración de nuevas herramientas para lograr objetivos deseados. También con un dejo de miedo porducto del baldaso de agua que nos inundó al inicio, y quien dice que no volvería a suceder… En definitiva, el despues viene de la mano de mayor cautela.
Jenifer Jarak, Directora de Acciona Inclusión
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En el pueblo que vivo no hubo casos de Coronavirus, así que en verdad la vida no fue muy diferente a lo que estaba haciendo. Si al principio hubo un tiempo de cuarentena, pero luego se normalizó y las actividades continuaron, con los protocolos correspondientes. Sin embargo, no puedo dejar de mencionar el hecho de pasar tantos meses sin visitar a mi familia y amigos en Buenos Aires, me hizo tomar conciencia de la importancia que juegan en mi vida, de su incondicionalidad y el anhelo de volverlos a ver. A su vez, este tiempo de parate me dio la oportunidad de organizarme a nivel proyectos y revaluar la mejor manera de encarar lo que viene, en mayor conexión conmigo misma. Siento que luego de esta pandemia el mundo no sera el mismo. Ya estamos viendo el indudable ingreso hacia una era tecnológica sin precedentes. Donde, si bien puede resultarnos muy incómodo en términos humanos y de contacto, por otro lado extiende las posibilidades de intercambio, trascendiendo los espacios, incrementando las conexiones pese a la distancia (que previas a la pandemia ya existían). Nos recuerda la importancia del abrazo, ante su carencia, mientras nos evidencia que nuevas formas vinculares comienzan a instalarse en el colectivo.
Melina Laneri, Autora de Astrología qué onda, Editorial Albatros
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La pandemia me dió la oportunidad de reinventarme. Comencé a trabajar colectivamente desde la comunidad tanguera. Nos agrupamos para ayudarnos y generar espacios para la reflexión y para canalizar aunadamente el reclamo de mejoras para el sector, que se ve tan afectado por no poder tocar en vivo con público (y ni hablar del abrazo en el baile del tango salón). También estuve trabajando en investigación sobre las cancionistas pioneras y realizando algunos videos hechos en casa. La pandemia me quitó la posibilidad de moverme libremente por el país y el exterior. Me quitó el abrazo a mis padres y el compartir con ellos a su nieto, mi hijito. Me quita la posibilidad de ver a mi hijo jugar libremente con otros niños y de verlo crecer yendo al jardín. Me preocupa la falta de contacto estrecho con otro; el tener que decirle tantos “no”. Por supuesto me quitó la posibilidad del contacto con mi público, base de la vida artística que vengo desarrollando desde hace años.
Lo primero que voy a hacer cuando podamos dejar de estar aislados unos de otros es ir corriendo con mi hijito a abrazarnos con mis padres-sus abuelos-.
Karina Beorlegui, Cantante y productora cultural,
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La cuarentena me dio el tiempo para la lectura. Pero una lectura aplicada, ya que estoy desarrollando un proyecto para un nuevo disco que consiste en componer nuevos tangos, milongas y canciones inspirados en libros de escritoras argentinas contemporáneas. Cuando planeé hacer el proyecto, mucho antes de la pandemia, lo que me preguntaba a menudo, antes de empezar, era de dónde iba a sacar el tiempo y la concentración para hacerlo. Y la pandemia me abrió como un prisma brillante todas las puertas temporales de El Aleph hacia la la maravilla de encontrarme con la inspiración para hacer las letras, componer las músicas, e interpretarlas desde el balcón para mis vecinos. Sin duda, no hubiera podido en otro contexto. O tal vez, lo hubiera hecho sin la intensidad que creo haber logrado.
Por otro lado, la pandemia me ha quitado la posibilidad de continuar con un proyecto que quiero mucho y que extraño hacer con todo el corazón y que venimos trabajando desde hace cuatro años en la Villa 31. Se trata de un programa de Televisión en el Canal Comunitario. Se llama Gotan Tropic y se dedica a presentar artistas emergentes del tango en combinación con la cumbia que reina en el Barrio. También extraño mucho cantar con público y como todo artista, extraño los aplausos.
Al principio pensaba que íbamos a salir de esto más solidarios, más idealistas, más sensibles a las necesidades del otro. De a poco se me fueron apagando esas pequeñas luces de portunidad para la humanidad. Tengo mucha esperanza en las vacunas que se están produciendo. Estoy convencida que es la única salida. Saldremos todos vacunados y un poco aturdidos por tanta desorientación mediática que tamborillea en nuestras cabezas desde el ataque incesante de los negacionistas. Los buenos seguirán buenos, los malos seguirán malos, los ricos más ricos, los pobres más pobres, pero los artistas estaremos allí como siempre para contar la historia.
Patricia Malanca, Cantante y letriste de tango
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La cuarentena me dio la posibilidad de bajar mil cambios y adaptarme, con los recursos que ya tenía y no usaba tanto: clases online, estudio y reprogramación de objetivos, videollamadas y zoom laboral. Ideas nuevas: miles. Me dio un orden, una nueva agenda y organización. Me quitó la cercanía de mis seres queridos y el encuentro con ellos y mis amistades, extrañando esos abrazos.
El día después del encierro será con visitas y reencuentros con mis seres queridos, algún asado. En los días post cuarentena muchos paseos, la posibilidad de volver a los escenarios y reencontrar a un público presente y también me imagino yendo a ver música, teatro, cine. Un traguito o una comida con los amigos y charlas, muchas charlas presenciales! Y retomar las giras suspendidas!
Dorita Chávez, Cantante y docente de canto
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Me quitó lo obvio: el contacto con la gente querida, los amigos. En lo laboral: los ensayos, las actuaciones con público, las giras. Me dio la posibilidad de retomar dos proyectos que tenía en espera: un libro y un nuevo disco solista después de casi 8 años. También me dio la posibilidad de descubrir una nueva herramienta de trabajo como lo es la plataforma zoom, que me permite dictar cursos a alumnos en Chile, Miami, Londres y Mar del Plata. También me permitió abrir la posibilidad de juntarme con músicos radicados en el exterior y grabar "juntos", aunque nos separen miles de kilómetros.
María Estela Monti, Cantante solista e integrante del trío vocal Chuecas y Locas
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A casi doscientos días de aislamiento social obligatorio, y más días de pandemia a nivel global, hay muchas cosas que me fueron dadas y otras tantas que se me quitaron. En principio, me quedé sin la posibilidad de trabajar haciendo conciertos, viajando, dando talleres, etc del modo en el que estaba habituada hasta entonces. Por suerte he podido "sobrevivir económicamente" con mis clases, que se transformaron al modo virtual en su totalidad (con un gran esfuerzo para poder llevarlas a cabo). También creo que, durante la pandemia se fueron acelerando procesos que se venían dando más lentamente en todos los escenarios. En la música el paso a la escena de la virtualidad fue preponderante. Aún estoy intentando "acomodarme" en este nuevo espacio, siempre queriendo tener una mirada positiva: pude pasar de dar un taller sobre composición de canciones en el Taller de Musics en Barcelona (como lo hice en febrero pasado) a dar clases online a alumnos de distintos puntos de Argentina y del mundo, así como a tocar en vivo en Queens, Manhattan, San Antonio (Chile), etc estando en mi casa en Buenos Aires.
A nivel personal, la pandemia me dio la oportunidad de ir “hacia adentro”: no solo en lo referido a dedicar tiempo para componer sino también para enfrentarme "con las diferentes Cecilias" y cuestionarme muchas cosas de índole personal. También creo que ha sido y es tiempo de ejercitar la paciencia, la empatía y la disciplina, en la medida que cada uno pueda, porque a mi entender, es lo único que nos va a salvar como humanidad. De encontrar lo que nos da placer, lo que nos hace bien y darle espacio. También es un momento para aceptar algo que todos sabemos pero que solemos olvidar: nada está dicho, no se puede planificar en la vida, o al hacerlo tenemos que “dejar ser” lo más livianamente posible, ya que mucho de lo planeado no está en nuestras manos. Lo que sí podemos hacer es desear, soñar, abrir el corazón para que lo que está dicho aparezca.
Una parte de mí imagina el día después del encierro lleno de abrazos y todo tipo de rituales junto a los seres queridos. Pero otra parte intuye que hay algo más profundo que está cambiando, que ese "regreso a la normalidad" será de forma más gradual y que, aunque no podamos percibirlo, de algún modo ya no somos los mismos.
Cecilia Zabala, Guitarrista, autora, compositora y cantante
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La Pandemia me dio una tranquilidad que yo no tenía; un tiempo más lento. Y la posibilidad de ocuparme de mi casa, cosa que nunca hago demasiado: pinté y arreglé muchas cosas.
Me quitó el estar con amigos y especialmente me quitó el tocar y cantar en público (Sí pude hacer dos recitales por streaming). No me imagino un día después puntual. Va a ser lento. Iremos recuperando espacios y abrazos.
Claudia Levy, Cantante, compositora y pianista
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La cuarentena me otorgó la conciencia de valor del tiempo extraordinario. Es decir, de comprender que en la "normalidad" vivía entre días hábiles y gente peleando por horas extras. Todo en el tiempo ordinario, en el que salvo por algún acontecimiento especial, el reloj seguía en la muñeca del muerto. Entre pronosticadores del tiempo que nos hablaban de un sol que nunca era nuestro, y de publicidades de gente que sonreía por cosas que jamás nos conducen a la felicidad. En este encierro volví a tener ganas de escuchar el trino del pájaro y de sentirme familiar del humano prehistórico que dejó la huella de su mano en la caverna. A mi hija la disfruté en horarios en que en el mundo sin pandemia se prohíbe disfrutar a los hijos e hijas.
La cuarentena me quitó el caminar. Caminar es encender el monólogo, el espacio donde llega la respuesta a aquellas preguntas que mi corazón necesita hacerme. Extraño caminar por todos lados. Y también a aquellos bares donde es más fácil que Dios dicte algunos versos.
El día después del encierro me lo imagino como la primera sesión de rehabilitación del mundo1
Pedro Patzer, Poeta y escritor
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La pandemia me dio mayor encuentro conmigo misma, con todo lo constructivo y destructivo que eso implica. Me imagino el después del encierro como una vuelta en cámara lenta a la vida de antes, no creo que esto cambie mucho a la condición humana. Seremos lo mismo, o parecidos, con una pandemia a cuestas.
Marta del Pino, Agente de Prensa
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Me dio espacio para reflexionar sobre la forma de vida vertiginosa y estresante que venía llevando, lo que me permitió conectar más con la lectura, la escritura y componer nuevas canciones. En esta reflexión me cayó la ficha que nuestros sueños están controlados por una elite de poder económico y político, lo cual me es muy triste. La pandemia me quito como a mucha gente, los sueños, proyectos, trabajos y ni hablar de los seres queridos que partieron en soledad, un bajón histórico en general.
Ya lo estamos viendo para una parte de la sociedad acá no pasó nada, mientras otrxs están tomando fuerzas para reconstruirse y reinventarse. Muchxs músicxs se están dedicando a otras cosas para sustentarse. Imagino que va a costar mucho no abrazarse, ni besarse cuando nos encontremos.
Diego Bergesio, Músico, compositor y docente. Cantor de Siniestra y guitarrista de Inclan.
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Principalmente lo que nos dio fue una perspectiva diferente de laburo. Nosotros estábamos muy metidos en los ensayos y la instrumentación, y en todo este tiempo le dimos mucha importancia a aprender a grabarnos nosotros mismos que es algo que teníamos pendiente hace bastante, y eso hizo que podamos maquetear alrededor de 30 canciones nuevas. También creo que en lo vertiginoso que estábamos viviendo con la banda, tuvimos que entender un poco a la calma y poder disfrutar al 100 de los momentos
En la obviedad es que nos saco la parte humana, con Nacho somos vecinos y nos veíamos todos los días
Hay algo de conectar en la parte musical que si no estás cara a cara es muy difícil de lograr, pero no nos quedamos en la negativa y tratamos de seguir haciéndolo de diferente manera.
Joaquín Juárez, Músico, integrante de Amantes
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Como banda nos quitó todo tipo de planes que teníamos para el 2020, desde un show en Niceto club hasta una gira por el interior del país, algo que veníamos planeando hace mucho tiempo. Al principio se hizo muy difícil intentar ver cuestiones positivas en un contexto donde la incertidumbre y el pánico colectivo era lo que más abundaba. Aún así, dejar de hacer cosas nunca fue una cuestión a debatir. Al principio, como todos, creamos planes para este año que también se fueron derrumbando con el paso de las semanas. Un poco de prueba y error nos hizo darnos cuenta que podíamos buscar objetivos a corto plazo sin planear nada a más de 2 meses. Eso nos llevó a nuevos lanzamientos, un pequeño tour de live sessions, crear y aprender sobre todo a grabarnos nueva música. Llamamos a nuestro gurú musical, Fer Curutchet y comenzamos a encarar un disco con una base de 30 ideas. Hacer, hacer y hacer, palabra que repetimos como mantra para seguir creando y expresando todo lo que nos sucede por dentro.
Por un lado pienso que de un día para el otro todo va a volver a la normalidad, de pronto encontrarnos todos en un recital lleno de gente disfrutando y bailando. Por el otro, hay una grieta en la sociedad a nivel mundial.
Hay personas que tienen mucho miedo de salir a la calle, otras que piensan que todo esto es un invento de Bill Gates para introducirnos un chip. Imagino una transición lenta pero segura, donde realmente haya un control del virus. Creo que esta pandemia acompañada de la cuarentena nos hizo reflexionar a varias generaciones algunos hábitos culturales que le están haciendo mucho daño al planeta. El consumo de animales es uno de ellos. Tengo la esperanza de que el futuro venga acompañado de un cambio cultural mucho más amigable con el planeta.
Ignacio Rodríguez, Músico, integrante de Amantes
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A casi 200 días de pandemia, estamos un poco suspendidos en el tiempo. Un “poco” suspendidos nomás, porque si bien extrañamos compartir recitales en vivo con nuestra gente, también estamos acercándonos a ellxs con el nuevo EP, Buda. La cuarentena nos dio la oportunidad de dedicarnos a esas 4 canciones que estaban latentes, esperando el Play demorado por nuestras rutinas cotidianas. Nos dio al Sello Rojo Al Frente, que nos acompaña desde un lugar de mucha apuesta, paridad y libertad artística, como no es frecuente ver en la industria actual. Nos dio tiempo de redescubrirnos como Proyecto, y de extrañarnos unos meses (como hermanos que somos!). Nos dio también una perspectiva más fehaciente del oscurantismo que regula al mundo, y más ganas de contrarrestarlo con un poco de utopía rockera.
Imaginamos el día después del encierro, andando sin barbijos, valorando el aire, y dándonos una mano entre todxs para recuperar a quienes sufrieron el embate de la pandemia.
Juan Manuel y Faustino Chirino (Hermanos), Músicos, integrantes de Proyecto Infinito
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La pandemia me dio la posibilidad de pasar mucho tiempo en casa y de disfrutarla como nunca antes lo había hecho. Me permitió frenar un poco, dejar de ir de un lado para el otro y descansar. Me dio el tiempo para leer, escuchar música, ver películas y hasta grabar un disco. Me quitó el placer de juntarme con amigxs y de viajar y, sobre todo, me quitó la posibilidad de ensayar y de tocar en vivo. Me quitó el contacto real con las personas, alumnxs y familia y me obligó a adaptarme a la nueva virtualidad. No me imagino un día después del encierro. Al principio de la cuarentena creo que todxs estábamos esperando que llegue ese día. Ahora sabemos que va a ser un proceso gradual y que va a implicar la responsabilidad de todxs. No creo que llegue un día donde se vuelva a la situación prepandemia, sino que vamos a ir conquistando espacios de libertad muy de a poco y construyendo las condiciones de lo que se viene. Personalmente lo que más extraño y espero que vuelva pronto es la posibilidad de juntarme a tocar, de tocar frente a un público y de viajar.
Juan Filipelli, Músico, integrante de la banda Ninjas Púrpura
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A casi 200 días, puedo decir que me dió una valoración muy importante de la vida, de todo lo que tenemos y no valoramos y de tiempo para pensar en muchas cosas. También me quitó el abrazo, el estar cerca físicamente y el perder tiempo vital del desarrollo de algunos vínculos. Creo que el día después del encierro debería ser una gran fiesta al aire libre donde todos estemos con los brazos abiertos y las sonrisas brillantes para recibir y dar todo eso que la virtualidad no pudo entregar.
Florencia Meluso, Agente de prensa
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Con la cuarentena he comprobado que tengo un poderoso mundo personal, interior y lúdico, que he construido a lo largo de mis años. He disfrutado siempre de las pequeñas cosas cotidianas: mis plantas, mis animales, la buena música, una copa de vino, una rica comida, bailar mientras limpio la casa; sé desde hace muchos años disfrutar de mi soledad. Probablemente porque soy muy inquieta y al mismo tiempo me aburro con facilidad, he cultivado ese mundo retrospectivo y solitario con esmero y en estos días tan difíciles me ha salvado y me ha permitido estar en paz y armonía. También me amigó con la tecnología y me hace trabajar bastante más que antes.
Me sacó los abrazos con mis amigas y amigos, la reuniones de mi pequeña familia, las guitarreadas en casa, las recaladas, el encuentro con los que quiero, la charla cara a cara, el mate compartido, la presencia del otro, la libertad de ir a donde quiero cuando quiero, extraño mucho el escenario y cantar. Me trajo también la incertidumbre, la angustia de no saber que va pasar con mi salud y con la de las personas que quiero, y que si algo se complica voy a estar sola y ellos/as/es también, el temor por la crisis económica mundial de características sui generis que se avecina es también angustiante.
Me imagino un gran festejo en las plazas y en las calles. Imagino que vamos a abrazarnos mucho, muy fuerte, que vamos a visitarnos más seguido, que vamos a poder disfrutar mas de las pequeñas cosas, dejar de correr y valorar más los afectos, creo que nadie ni nada volverá a ser igual, no se…. quiero imaginar lo que alguna vez imaginó Lennon, quizás crean que soy una soñadora, pero estoy segura que no soy la única.
Marisa Vazquez, Compositora de tango contemporáneo y cantante
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Aunque por mi forma de ser siempre fui muy introspectiva y sensible a todo, la pandemia + la cuarentena me afectaron mucho en lo emocional y desde ya en lo laboral. Me dio la posibilidad de priorizar lo esencial e importante, aprender a vivir en presente, valorar lo que tengo y logro, cuidar mi salud y la de mis seres queridos, querer más que nunca a mis seres queridos y pares, prestar atención al factor humano ante todo, me despertó el interés y la posibilidad de tomar muchos cursos de manera virtual para optimizar mi mundo profesional para estar más preparada y generar oportunidades nuevas. Me hizo pensar en qué otras oportunidades de trabajo y vida quiero/queremos/podemos tener. Eso es fundamental >estar en modo creativo y lo más valioso es la posibilidad de ser más empáticxs y amorosos con cada uno de nosotrxs y con todxs, hermarnos entre colegas y afines para compartir ideas, sentires y oportunidades. Este contexto nos permitió ver claramente la crisis total que ya existía de antes pero que ahora se sumergió mucho más en lo profundo y nos permitirá ver/saber si es verdad que de las crisis surgen oportunidades, claramente sabemos ahora más que nunca que solxs, no lograremos salir adelante y no no nos queda otra, por suerte, que saber quienes somos, qué recursos tenemos y armar equipo para prosperar.
Lo que me quito es la certeza de saber que todo va a estar bien y de proyectar, estamos todxs a la deriva, en un presente eterno frágil e incierto, me quitó la posibilidad de los abrazos, besos, encuentros con seres queridos y muchas oportunidades de trabajo. Está pandemia dejó en descubierto entre muchas crisis, la gran crisis que vivimos lxs trabajadorxs independientes de la cultura y cuan precarias son nuestras condiciones de trabajo y cuán poco importante es para el Estado y la mayoría de los grandes medios el Arte independiente, y cuán separados, poco organizados e incomunicados que estábamos/estamos entre los pares de nuestro entorno. Estamos nadando cada uno por separado, como podemos y siento que hay muchas posibilidades de estar mejor si acordamos una nueva manera de trabajar juntxs- artistas periodistas, editorxs,encaragdxs de prensa, prodctorxs,dueñxs de espacios de concierto, distribuidores de contenidos, managers,etc-
Cuando pase la cuarentena/encierro, me imagino un mundo en el que muchas cosas cambiarán para bien por un tiempo, muchas actividades virtuales y de higiene y cuidados, llegaron para quedarse, afortunadamente, seguramente valoraremos mucho los encuentros y las salidas pero por experiencia, siento que pronto se volverá a una libertad desconsiderada, demostrando que no aprendimos nada, es imposible no ser pesimista al ver lo que vemos todos los días, cada vez hay más descuidos y falta de empatía.
En el ámbito de la cultura seguramente cambiarán muchos hábitos en cuanto a los espacios de exposición y el modo de transmisión y, seguramente, se producirán y difundirán contenidos en modo digital, es algo que ya se venía modificando. La crisis económica del entorno artístico no disminuirá sino todo lo contrario por lo que estamos viendo. Lo más probable es que todxs debamos aprender mucho más acerca de la producción y la comunicación en el mundo digital y debamos contar con todos los dispositivos y herramientas para prosperar en ello. Un nuevo desafío se avecina. Ojalá esta nueva normalidad nos encuentre bien preparados y hermanados entre todos los roles de turno.
Alicia Gubitsch, Encargada de prensa y comunicación cultural
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¿Qué te dio y que te quitó la cuarentena? ¿Cómo imaginás el día después del encierro?
Nunca imaginé vivir una situación así. Vivir en cuarentena es muy raro. Aunque soy de permanecer encerrada, me gusta estar “adentro”, escribiendo. Los primeros días fueron inciertos. Me la pasaba dibujando redondelitos con una pluma y escuchando las noticias. Y pensaba. Cómo ubicarme en tiempo y espacio a la nueva modalidad. Cerramos, hasta nuevo aviso, el local de Feria Americana que tenemos con mis hermanas en mi barrio, Parque Chacabuco y nos encerramos cada cual en su casa. A los pocos días, me vino la necesidad de volver a ver la película Papillón. La encontré en sus dos versiones y las vi. Quería recordar cómo se sobrevive al encierro, aunque, claro, no es lo mismo vivirlo en una casa, con comida a elección, aire acondicionado, sol, plantas y cuatro gatos cariñosos. Pero con esa idea me preparé para salir de la cuarentena más fortalecida: apagué las noticias que sólo me producían angustia y me puse a escuchar la música que hace bien al alma: jazz, mucho Miles Davis y Chet Baker y clásica, mucho Bach; volví a mi rutina diaria de bicicleta y gimnasia; retomé la escritura de mi tercer libro, que ya tengo casi terminado y que, si todo sale bien, verá la luz este año, y le dediqué el tiempo restante, que no tengo en “situación normal” a leer, una de las actividades más hermosas del mundo.
Esto en algún momento va a pasar pero, ¿qué pasa el día después?, me pregunté: que el día después no me encuentre vacía y con un tiempo que fue oro, perdido.
Por un lado, pude sacarle todo esto a la cuarentena, pero por otro, me quitó la posibilidad de encontrarme con mis seres queridos aunque, de alguna manera, nos arreglamos para que no nos falte el cariño, la compañía y la solidaridad. Todos estamos, por wasap, por video llamada, por teléfono, por las redes sociales. Nos sabemos cerca y nos apoyamos para darnos la fuerza de seguir “guardados” hasta que todo pase. Con la conciencia firme para no salir ni a contagiarnos ni a contagiar.
Puede pasar, aún, cualquier cosa, pero como sea, que este tiempo me encuentre absorbida en lo mas profundo de mí, tratando de cumplir mis más ansiados deseos. Entre ellos, y ojalá se cumpla, mis rezos para que todo esto pase pronto. Para que todos puedan encontrar la forma de salir fortalecidos. Para que ya se termine el dolor por tantas muertes. Y el más profundo, a pesar de que a veces me domina el pesimismo, que si algo debe cambiar para el día después, sea que la humanidad toda comience a vivir con más conciencia. Con más empatía. Y sobre todo, con más amor.
María Maratea, Periodista, escritora