Quinto Elemento

Hermenegildo Sabat / Al troesma con cariño


02 de octubre de 2018

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Texto: Gustavo Grosso / Ilustración: Sebastián Grosso

 

Son pocos los dueños del título de maestro de maestros de maestros. Él lo tiene: donde docente, por consecuente, por guardapolvos y pincel, por corazón y pases cortos. Escasas sus palabras, enormes sus dibujos. Alcanza con mirar el diario Clarín un día y no encontrar ninguna de sus ilustraciones para decir que falta que me haces; pero no. Siempre está volviendo, como Gardel, al compás del jazz que ama, pregona e interpreta. La caricatura nacional lo tiene como su mayor exponente: su primer trabajo lo publicó a los 15 años y el último debe estar hoy en la página 3. Hermenegildo Sabat nació a los 23 días del mes seis del año 33 en Montevideo, empedrados y aroma a tilos, y trabajos se han publicado también en The New York Times, L´Express y otros grandes diarios del mundo. Sus pasiones rondan la pintura, la música y la actualidad argentina e internacional; es protagonista de exposiciones de pinturas en el país y en el extranjero; y desde 1982 se lo puedo encontrar en su atelier de San Telmo, donde conviven discos de los más bellos, películas de las más lindas; pinturas de los más amigos; y un mate que está siempre a punto. Es también Ciudadano Ilustre de Buenos Aires; fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad de Montevideo (Uruguay); guarda para sí los premios María Moors Cabot Award (Columbia University, Nueva York, 1988), y el Premio Homenaje de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano que dirige Gabriel García Márquez (2005). Y esta es una lista que recién se asoma.

 

Casi todos los dicen Menchi y recibió su nombre de cinco sílabas de su abuelo, también caricaturista, pintor, diseñador y profesor. El primer dibujo que le publicaron en un diario –El País de Montevideo- era del futbolista Juan Schiaffino y desde ahí sin prisa y sin pausa. En 1966 llegó a Buenos Aires, y allí trabajó en la Editorial Abril, en Primera Plana, en La Opinión y luego en Clarín, donde sigue publicando sus dibujos. También ha colaborado para Crisis, The Buenos Aires Herald y El Periodista. Por varios años publicó la revista Sección Áurea. Compartió redacciones con Juan Carlos Onetti, Zelmar Michelini, Julio María Sanguinetti, Tomás Eloy Martínez y Quino. Y muchos más.

 

“Una vez cuando volví hace años, no sé de donde, estaba en un avión, entregan el papelito que se tiene que entregar en Migración, donde dice “profesión” yo escribí demócrata. Mandé pedir otro papelito porque dije que esto, iba a generar una discusión y los tipos que están atrás mío me van a putear. Y sin embargo, es mi profesión, es esa, soy demócrata, nací demócrata y sigo siendo demócrata”, contó una vez. Y es así nomás, está impreso. Una vez lo dice, otras mil dibuja eso que percibe. Aunque a algunos no les guste, porque suele a pasar que a muchos no les gusta la verdad.

Es tres veces maestros porque sí, y porque su estilo es tan único que marca escuela. Nadie como él, pero muchos con algo de Sabat. La música y la fotografía son dos de sus pasiones: Gardel, Pichuco y Discépolo conforman una trilogía dibujada mil veces y desde todos los ángulos. Firmó los libros “Al Troesma con cariño”, “Scat”, “Seré breve”, “Vernissage”, “Siempre dije que este tipo no me gusta”, “La casa sigue en orden”, “Tango Mío”, “Dos dedos”, “Abstemios Abstenerse”; dirige su Fundación Artes Visuales donde es troesma.

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